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Las aves en nuestras ciudades pueden ser un encanto, pero también una fuente de conflictos y problemas en las comunidades de propietarios. Desde los daños en los edificios hasta las molestias por ruidos y suciedad, es importante saber cómo actuar, especialmente cuando se trata de palomas y otras especies protegidas.
Las palomas son, sin duda, las aves que más problemas generan en los edificios. Su presencia masiva en tejados y terrazas puede provocar:
Atascos y daños: Sus nidos, plumas y restos orgánicos taponan canalones y sumideros, lo que puede derivar en humedades y goteras.
Suciedad: Sus excrementos son corrosivos y manchan fachadas, patios, ropa tendida y mobiliario de terraza.
Riesgos para la salud: Pueden transmitir enfermedades y generar problemas de higiene.
Ruidos: El constante arrullo y movimiento de las bandadas puede ser una fuente de ruido muy molesta.
El conflicto a menudo se agrava por la actuación de vecinos que, con buena o mala intención, las alimentan en sus ventanas y terrazas o incluso se dedican a su cría. Esta práctica, lejos de ser inofensiva, atrae a un mayor número de aves y concentra los problemas en un punto concreto del edificio.
Los tribunales se han pronunciado en repetidas ocasiones a favor de las comunidades de vecinos. Sentencias del Tribunal Supremo y de distintas Audiencias Provinciales (Asturias, Barcelona, Valencia) han condenado a propietarios a:
Cesar de alimentar a las palomas.
Indemnizar a la comunidad o a los vecinos afectados por los daños y gastos de limpieza.
En casos de reincidencia, se ha llegado a imponer la privación del uso de la vivienda por un tiempo determinado, como medida para atajar el problema de raíz.
Estas sentencias se basan en el principio de que el beneficio propio (como el disfrute de contemplar o criar estas aves) no puede suponer un perjuicio para los demás.
No todas las aves son iguales ante la ley. Especies como las golondrinas, los vencejos, los aviones y los murciélagos gozan de un estatus de protección especial. Esto significa que:
Está prohibido dañar, molestar o dar muerte a estos animales.
No se pueden destruir sus nidos, crías o huevos.
Tampoco se puede impedir activamente que aniden en las fachadas.
Destruir sus nidos, por ejemplo, para pintar una fachada, puede constituir un delito medioambiental penado con hasta dos años de cárcel y multas muy elevadas. Si estas especies causan un perjuicio muy grave y desproporcionado, la comunidad deberá solicitar autorización a la administración pública competente para que evalúe la situación y determine las medidas a tomar.
En situaciones de conflicto o cuando se desconoce cómo proceder, la figura de un administrador de fincas profesional es clave. En Debrán Administradores, nuestro compromiso es velar por el bienestar y la correcta conservación de la comunidad. Actuamos con la debida diligencia, mediando entre vecinos y aplicando los cauces legales necesarios para atajar el problema de raíz. Ya sea requiriendo formalmente el cese de una actividad molesta, gestionando la contratación de servicios de control de plagas o contactando con los organismos pertinentes en el caso de especies protegidas, aportamos la solución más adecuada, legal y efectiva para garantizar la tranquilidad y el valor de su inmueble.
En definitiva, ante un problema con aves, el primer paso es identificar la especie. Si se trata de palomas, la comunidad puede y debe actuar para proteger el inmueble. Si se trata de especies protegidas, es fundamental contactar con las autoridades para actuar siempre dentro de la legalidad.
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